El viento azotaba el amanecer y se colaba por las ventanas, llegando hasta mis entrañas y penetrando cada parte de mis débiles huesos, demasiada soledad a mi alrededor, desde que te fuiste solo veo a esa amiga que me acompaña todos los días a todas partes, muero poco a poco, el dolor se va haciendo conmigo, cada minuto que pasa soy un poco más frágil, más fácil de destruir , de reducirme a nada. Solo se que extrañarte es para mi el peor de los castigos, siento que no puedo más, que cada vez soy mas pequeña y el mundo se va olvidando de mi, empezando por ti, me dejaste sin fuerzas para seguir luchando por ganar partidas en este juego que llamamos vida, siento muy adentro que te necesito cerca de mi para ser yo, para ser fuerte otra vez. El frío cala mis miedos, aunque los únicos miedos que tenía surgieron cuando tu apareciste y tu mirada sostuvo la mía unos segundos, mis miedos eran perderte, que te alejaras y me olvidaras como si nada, y todos ellos se convirtieron en una realidad cuando dijiste adiós y cerraste la puerta que para mi sonó como un portazo fuerte que resonó en mi cabeza una y otra vez y aún retumba por mis más pequeños pensamientos, ese ruido mostró el vacío que quedaba en ese lugar sin ti, y ahora mi único miedo es que no regreses, porque si aún sigo aquí es porque en alguna pequeña parte muy bien escondida se puede ver un rayo de esperanza, esperanza de volverte a verte atravesar esa puerta, con un "te he echado de menos" en tus labios, a pesar de todo si algún día quisieras volver tendrás mis brazos abiertos para reconfortarte y darte mi calor una vez más, a pesar de todo lo que estoy sufriendo a causa tuya.
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